Muchas personas piensan que las fracturas de tobillo, cuando se operan después de ocurrir la lesión. Vuelven a caminar de forma normal y sin secuelas. Esto puede ser cierto en muchos de los casos, pero no siempre es así. Después de años de tratar secuelas de este tipo de lesiones te das cuenta que es muy importante una buena planificación previa a la operación. Ya que si no se hace es frecuente la aparición de secuelas y la aparición de una artrosis, incluso en pacientes jóvenes. Por eso hemos diseñado un nuevo tratamiento para las secuelas de las fractura de tobillo tipo C.
La artrosis es una afectación del cartílago articular, que puede ocurrir por una fractura, por una luxación o por las dos causas. El cartílago se adelgaza perdiendo sus características mecánicas, hasta que se llega a perder por completo. Limitando la capacidad de andar, correr o saltar. El cartílago no se puede reparar ya que no se alimenta de sangre, si no del liquido articular. Este se daña por la hemorragia que ocurre al romperse el hueso y entrar sangre dentro de la articulación.
Al tratar a muchos pacientes con secuelas de fractura de tobillo, si eres un poco observador. Te das cuenta que más del 50% de las secuelas que se producen son por un tratamiento quirúrgico o conservador inadecuado. Muchas veces operados de urgencia sin un motivo médico claro, si no por temas administrativos. Es frecuente que en las guardias de los hospitales, se diga “tengo que operar un tobillito”, como infravalorando la importancia de este tipo de fractura.
Seguramente si la mayor parte de los “tobillitos” que se operan de urgencia, se retrasaran una semana. Programando la cirugía a primera hora de la mañana, con un estudio de radiografías y Tac adecuado. En manos de un cirujano experto en pie y tobillo y con todo el instrumental de osteosíntesis y de trasplante de cartílago preparado. Las secuelas descenderían hasta porcentajes que no llegarían ni al 3% de los casos.
Por lo tanto la artrosis no solo se debe ver como un problema mecánico, si no como una “intoxicación” del cartílago articular. Al entrar sangre en la articulación, algunos de los componentes de esta, como ciertas proteínas, son toxicos para las células del cartílago articular. Esto se puede comprobar en los pacientes que padecen hemofilia, cuyas articulaciones se dañan por las hemorragias repetidas. Por lo tanto son dos las causas de la artrosis postraumática, una la mecánica y otra la toxicidad de ciertos componentes de la sangre, que hacen que el cartílago muera.
Demorar la cirugía unos pocos días, da mejores resultados que la operación en periodo agudo. Si lee esto algún jefe de servicio de un hospital público, seguro que pega un salto en su asiento… porque va totalmente en contra de lo que se hace a diario en los centros de urgencias. Esperar una semana produce que la inflamación inicial mejore, antes que se vuelva a producir una nueva hemorragia por la cirugía. De esta forma, no solo se obtiene un mejor resultado desde el punto de vista técnico, también desde la salud del cartílago articular.
Cuando no se tienen en cuenta estas consideraciones, se producen secuelas como la de este paciente de 19 años, que sufrió una fractura de tobillo por un accidente de trafico. Se fracturó el peroné, rompió la sindesmosis y el ligamento deltoideo. El tratamiento de urgencia fue poner un fijador externo y una placa en la fractura de peroné. Pasaron varias semanas y como no mejoraba, se le hizo una artroscopia (a mi juicio mal empleada) en la que se retiró la parte anterior de la tibia. Esto provocó que junto con la no reparación de los ligamentos de la sindesmosis, que el astrágalo se luxara anteriormente, dejando el pie en equino. La situación como podéis ver en el video es que no podía dar más de cinco pasos apoyando el pie derecho por el extremo dolor que tenia.
Y aquí os muestro el nuevo tratamiento para las secuelas de las fracturas de tobillo, con luxación anterior del astrágalo. Empezamos alargando el peroné que había quedado acortado, reconstruimos los tres fascículos del ligamento de la sindesmosis con un injerto de 18 centímetros de peroneo longus. La novedad es que cortamos el pilón tibial, para girar y descender el maléolo anterior y así retener el astrágalo dentro del tobillo. Rellenamos el corte con hueso esponjoso y mantuvimos el hueso corregido con tornillos de osteosíntesis.
Ahora después de un año, vemos que el nuevo tratamiento para las secuelas de las fracturas de tobillo, que hemos diseñado ha dado un buen resultado. Ha vuelto a caminar con su pie plantígrado y sin cojear. Aunque todavía no está el paciente curado al 100%, yo espero que en los próximos meses su mejoría sea aún mayor. Habiendo salvado su tobillo de una artrodesis que le querían hacer.
Este nuevo tratamiento, que según mi conocer no está descrito en ningún sitio, puede dar miedo a muchos profesionales, a mi no me lo da. Hace años oí una frase que decía “Lo único que hay que temer es al miedo”. Como en estos casos yo no tengo miedo es por lo que hemos podido curar la grave secuela de este paciente. Os seguiré contando más cosas.
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